Siempre es pertinente el recuerdo de Auschwitz y atravesar la conocida entrada del campo bajo la inscripción en hierro forjado "Arbeit macht frei" (El trabajo os hará libres). Más cuando el Papa traspasa la fatídica entrada en medio de la JMJ, en un sacramental de dolor y desgarro de la crueldad humana reconvertido en fuente de esperanza en las bocas de sus mártires, para todos los jóvenes cristianos identificados con la la cruz de Cristo (en medio de aquel holocausto y de un modo ejemplar con el padre Kolbe).
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