viernes, 12 de mayo de 2017

En la historia de Fátima el núcleo no es lo extraordinario.

Empieza con una niña analfabeta, Lucía, a quien a los 8 años se le aparece un ángel. No la creen y sus amigas se ríen. Por eso deja de ir a cuidar ovejas con ellas y empieza a pastorear el ganado con sus primos Jacinta y Francisco (de 7 y de 9 años respectivamente). Entonces se les aparece una Señora en un lugar llamado Cova da Iría el 13 de mayo de 1917, cuando Lucía tenía ya 10 años. La Señora les pide que recen el rosario, que oren por los pecadores y que reparen las ofensas a Jesús. Según predice la Virgen, se les vuelve a aparecer los días 13 de cada mes, hasta octubre (en agosto, aparece el día 19 porque los niños habían sido encarcelados un par de días). En la última aparición, en octubre, ante miles de personas se produce un hecho extraordinario, anticipado por la Virgen. El sol «danza»: gira rápidamente y lanza destellos. Miles de testigos –incluidos periodistas no creyentes y científicos– dan fe del acontecimiento. Dos de los tres pastorcitos, Jacinta y Francisco, morirán pronto, después de haber tenido una corta vida, llena de oración y sacrificios. Por esta vida de santidad, precisamente, el Papa los canoniza ahora.

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