fracaso como Alto Comisionado para (la traición a) las Víctimas del Terrorismo, vuelve, subiéndose al globo del mesianismo neonazisocialista, a la defensa de su totalitarismo laico del que se profesa pontífice y, en su defensa, como Inquisidor General. La ciencia lleva a la humildad, a la certeza razonable y al riesgo sereno que, curiosamente, abre a una auténtica actitud teologal ante lo real, es decir, cree, espera y ama la realidad radicalmente; la ignorancia es un totalitarismo sordo, oscuro y borde y la pretenciosidad iluminada conduce a la estupidez. El laicismo auténtico es el que lucha contra cualquier totalitarismo -sacralización de la propia presunción o delirio-.
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