ZP: ¿Sabes qué te digo, Sebastián? Maricón el último.

ZP no resistió las dos horas de economía que le iba a proporcionar Sevilla y, acostumbrado a las zalamerías de un "enterado", tuerto entre los ciegos, como Sebastián, que le iluminaba entre manises, birras y cachondeito, anduvo como pulpo en un garaje... y, ahora, les vienen todas juntas a los dos oportunistas. Así que, aunque todavía le dura a ZP la untuosa voz y los mortecinos gestos de González, el de la Moncloa quiere salir escapando pero por supercompensación. Cuanto más hechos polvo más amplio porvenir. Por consiguiente, el último que apague la luz, si tiene, y, en cualquier caso, maricón el último.