lunes, 9 de noviembre de 2009

Diàlogo tempiterno de Pablo de Tarso con

Fernando Rielo(R) que, coincidiendo en el camino con él, le dice: Hombre, Pablo(P), te veo cariacontecido, ¿qué pasa?
P: Todavía no soy cuerpo glorioso.
R: ¿Y?
P: Que vengo de hacerme el simpático con los sabios griegos en el aerópago, de acercarme a ellos en plan chachi y se han reido de mi.
R:¿Cómo?
P: Entendí que no eran ateos, que tenían ansias de saber y una gran disposición y apertura hacia todo. Incluso, exhibían un altar a un dios desconocido. Con esa excusa quise hablarles de Jesucristo...
R: ¡Hombre! ¿Dios desconocido? ¿Cómo se te ocurre hablarles como si fuera otro dios más. Es una rendición filosófica y teológica innecesaria.
P: Sí. Pero, tengo que dar razón de mi fe. Más en el lugar dispuesto para ello. Todo ha sido un fracaso. De ahora en adelante sólo hablaré de Cristo muerto y resucitado y a quien Dios se la dé que Cristo se la bendiga.
R: Pero, Pablo, pronto te rindes.
P: ¿Qué voy a hacer? Todavía no soy un cuerpo glorioso. Y tú ¿adónde vas?
R: Al aerópago a hablarles de la Bidinidad y de la Trinidad en la que todo hombre está constituido por su condición teándrica.
P: ¿Cómo? ¿En plan pitagórico y neoplatónico?
R: De eso, nada.
P: ¿Vas a volver a los concilios de Nicea y de Constantinopla?¿Acaso estás enganchado a las inquietudes ambiciosas de San Agustín a quien disuadió una locución angélica? ¿O estás en plan San Anselmo de Canterbury con su argumento ontológico, de Santo Tomás, de Guillermo de Ockam, de Descartes, de Hume, del mismo Kant u otros como, por ejemplo, en plan teólogo de la liberación, encontrando el rostro de Dios sólo entre los pobres?
R: Mi argumento es científico según las ciencias no experimentales sino experienciales. Se trata del argumento superrealistíco. Se basa en la apertura genética y absolutivante de la persona, por el principio de relación, al Yo Absoluto.
P: Los teólogos sois tan buenos como peligrosos. Muchos empiezan ofreciéndonos a Dios y acaban vendiéndonos sus historietas exclusivas. ¿Además de bagaje filosófico y teológico, de acendrada experiencia mística, ¿cuentas con una orden religiosa o comunidades que necesiten acreditar tu camino espiritual hecho suyo como las grandes órdenes, congregaciones e institutos religiosos?
R: Eso es voluntad divina.
P: Me dejas perplejo. La caída del caballo me acercó a Jesucristo ¿Podrías acercarme tú a la Trinidad?
R: ¡Estás en ella. Ella está en ti!
P: Menos mal que no me llevas a otro concilio en plan "filioque". A ver cómo me apaño.

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