han conseguido dar juego a su poco representativa anti-España, con ocasión de la Fiesta Nacional, los Toros. Revestido del honor de haber sido llamado por el Parlament, Jesús Mosterín, metido ya en harina, se da cuenta de que, refiriéndose a la elementalidad de las pulsiones bestiales de las que todos participamos, en plan grandes simios, es mejor dedicarse al descubrimiento del mapa del clítoris y al uso correcto del estoque para entrar a matar, dando pie a que la Aído lo invite a otra conferencia de relumbrón sobre el asunto. (Entrar al trapo de un jueguecito bobalicón propiciado por unos politicastros "metomeentodo", metafísicos y emocionales, al margen de los gravísimos problemas de la economía y de la corrupta organización del estado, es torpe colaboracionismo). Wagensberg se adorna mostrando los útiles para la investigación y el pensamiento único y la extraña e imperiosa necesidad de hacer el payaso. El "correbous" puede ser todo lo cruel y salvaje que queráis, sin reglas ni arte alguno, sin estética ni mística, sórdido y guarro, primitivo y procurador de las más bajas pasiones, pero es "nuestro correbous". Toro que no brega se hace pajillero y fumando espero...
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