miércoles, 8 de febrero de 2012

Garzón contempla, satisfecho, su conciencia.

Aunque a algunos les parezca "patético y ridículo" juzgar a Garzón por la causa del franquismo reconocen que algunas decisiones no fueron correctas, pero no son delito (entre la serie de juegos de saltimbanqui al margen de todo control profesional). Para colmo, el magistrado exhibe, otra vez, su retórica bobosolemne: "El tribunal de un hombre es su conciencia y la mía está tranquila".
Pasmo de instrumentación bobalicona y corrupta, alentado por sus cantarinas chicharras y su culo tranquilo.

No hay comentarios: