de la economía del suelo patrio y de las nubes que cuenta ZP. Tanta ensoñación y magia hace de Montoro un embriagado danzarín, expuesto a la inconsciencia y al disparate. Ahora va a resultar que todos los españoles somos culpables del desastre económico y político de un estado inviable sin que los canallas reparen sus errores y el producto de sus atropellos y latrocinios, sin que devuelvan cuanto han despilfarrado o se han llevado crudo. Montoro, como no cortéis por lo sano, volverán los mismos a hacer lo mismo y a precipitarnos en el abismo del fracaso.
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