"fracasado", atrapado en su propia lengua materna, después de tener que cambiarse a 17 km. de su casa para poder estudiar alguna asignatura en español.
Un fascismo rampante campa por sus anchas en medio de una democracia cobarde y de unos partidos agusanados, sordamente colaboracionistas. ¡Si no hay derechos humanos no hay democracia, Sr. Feijó, Sr. Rajoy, Sr. Caamaño -que los demás también tienen direito a hablar la lengua del suo avo. No sólo vos, so henchido!
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