desde el corazón de España. Una extraña procesión de antipatriotas parece avergonzarse de su progenie (si los antepasados de los habitantes de Cataluña no hubieran venido del resto de España y de otros sitios del mundo, Cataluña se habría extinguido). Avergonzados de sí mismos, requerido su desamparo por sórdidos depredadores, nefastos agoreros de una nueva casta y de una nueva tierra prometida, caminan con la excitación del devoto hacia el desierto, la mezquindad y la desesperación con el único y pasajero calor del rebaño. Acabarán devorándose a sí mismos, petróleo de generaciones futuras.
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