martes, 17 de septiembre de 2013

Una guerra ha venido siendo urdida hasta la victoria

final, con la estrategia burda y miserable, de secuestrar las conciencias del "enemigo" por la agitación y la propaganda, la inundación mentirosa, el matonismo, la exclusión, el avasallamiento y el autodesprecio. No hay victoria más cómoda que rendir al enemigo por el secuestro de sus conciencias. Este modelo de alta traición es el pulso secesionista de los independentistas catalanes, que han venido infectando  la enseñanza, los medios de comunicación, hasta las iglesias, de falsedades y autonegación en ciudadanos confiados en una democracia agusanada y putrefacta. Engañados e indefensos ante los  "kapos" de siempre y sus mentores políticos, los ciudadanos exigen al gobierno el ejercicio inmediato del poder al que le obliga el artículo 155 de la Constitución. Así mismo, deberá perseguir a cuantos han intervenido en esta guerra larvada como responsables de alta traición como el gobierno entero de la Generalitat, sus altos funcionarios y los responsables de la destrucción de las conciencias en la enseñanza, las universidades, TV3, etc., la desmoralización y el desarme de los ciudadanos, desesperada y, todavía, firmemente asentados en la confianza del cumplimiento de la ley.

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