de EL MUNDO. El chuleta, arrogante tontito, pretencioso, despreciador y filogaseador de contrarios Nacho Escolar, dice que "afortunadamente" no se le volverá a leer. Nacho Escolar, a quien he leído poco por exhibir su condición de bobón y sectario, inquisidor ciego y periodista de brocha gorda, ha celebrado con repugnante desprecio el despido de Salvador Sostres como columnista. Salvador Sostres se acerca más que el susodicho Nacho a ser lo que él no alcanza ni por asomo, un columnista erudito, lúcido, transgresor, desgarbado, estimulante, provocador, arriesgado, tan libre como para casarse con quien quiera y descasarse y poner los cuernos con una pluma fuera de lo común. España tiene buenos columnistas como Sostres y también muy avezados gusanos como Nacho.
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