"Anna Gabriel es y representa la esencia de la CUP, un partido entre comunista y anarquista que se siente mucho más cómodo en la dialéctica de la barricada, y en el estallido del caos, que en la compleja gestión de lo posible para llevar a cabo su promesa de mundo mejor. Por lo tanto, la no investidura de Mas, la fragilidad política e institucional, y el follón que sin duda se organizaría son una tentación demasiado salvaje para resistirse a ella, aunque sea al precio de que su partido pierda diputados si se repiten las elecciones... mientras Mas preferiría acudir a los nuevos comicios de marzo que sucumbir a las irracionales demandas de la CUP, que tanto están acercando a Mas a la presidencia y tanto alejan a Convergència, o lo que de ella quede, de la centralidad política con vocación de mayorías".
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