"Alá en París es una crónica desde la Ciudad Luz convertida en teatro de guerra. Guerra, guerra, constata, proclama, urge el filósofo ácrata, hijo de aquel 68 magnificado, contestatario. Inerme. El que quiera seguir haciendo el amor, que se sume a esta larga guerra: "¿Hay algo más letal que iniciar una guerra? Sí: no acabarla". El pacifismo, en esta tesitura, es una afrenta: "Los discursos pacifistas son hoy los cómplices estúpidos de la teocracia". Y esta parrafada solecista de Manuela Carmena: Para evitar este terrorismo y cualquiera es fundamental trabajar muchísimo en lo que siempre se debe trabajar, para la paz, y es en el diálogo y en buscar alternativas para hacer posible que haya una empatía, para intentar ver en el otro a un ser humano, y hacer lo imposible para lo que yo llamo la educación para la paz, una prueba de demencia si es que se quiere descargar de responsabilidad a la alcaldesa que avergüenza. Pero ni aun así tendrían disculpa los descalificables que la encumbraron...
No hay comentarios:
Publicar un comentario