« Pienso que es hora de poner las cosas en su ser, con expresa gratitud a los espléndidos y centenarios servicios prestados por los jueces de Instrucción (incluidos los que Rodríguez Arribas y yo prestamos en días ha tiempo idos) y desenganchar a los jueces de todo lo que no sea oir contiendas formalizadas entre partes con igualdad de armas legitimadoras de su poder final de decir."
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