arrastrando cansinamente el carrito con los simbolos ideológicos, cambiando cromos, calendarios y el santoral y tocados con las peinetas de unos principios rancios de redentorismo corrompido e inútil, testigos de su degeneración. Entregados al nacionalismo y a la simpatía hacia los amantes del terrorismo, las dictaduras y el sectarismo inquisitorial desde su sedicente ética, se hunden en la cacotopía y en su amargo e inutilizante destino, ya sin globos y confundidos con el nazionalsocialismo, lejos de los ciudadanos.(Carod, Herrera, Javier Madrazo, Saura, Gaspar Llamazares).
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