a la tercera autoridad del Estado, venid a mí parias de la tierra y famélica legión, y yo os aliviaré. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mateo 11, 28-30),con un riñón bien cubierto, pisitos, chalecitos, hípica y atiquitos de lujo, mientras os recuerdo que no acumuléis tesoros en la tierra, que la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban (Mateo 6:19); no ambicionéis ser, mis pequeños Lázaros, como el rico Epulón(Lucas 16, 19-31).
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