sábado, 22 de mayo de 2010

Julio Aparicio-ZP, al contrario que el torero, no sale

libre de la brutal cogida con que el toro enamorado de Europa remata las cornás que le viene dando a este aprendiz de todo y maestro de nada, desde hace tiempo. Por la boca muere el pececillo ZP. El toro de España no perdona. Ni a éste ni al garrapateo taifa ni a cuantos parásitos hacen inviable una democracia digna, fundada en la realización de la libertad y la corresponsabilidad.

No hay comentarios: