que han prometido dejar de matar y conseguido lágrimas flojas de sus devotos y propagandistas sobre cientos de miles de exilados y mil muertos. ¡Ay, las lágrimas de Aizpolea, Larrea, Calleja, Roures y los suyos, Cebrián y los propios, Patxi, Jáuregui... El iluso ZP todavía manda mucho y puede continuar traicionando enloquecidamente, otra vez reflotado por su termitero.
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