español, del que viven Calleja y la Rahola, exhiben su paranoide arrogancia inquisitorial acusando de franquistas a cuantos se sienten españoles, olvidando que España es la voluntad de convivencia entre quienes quieren vivir, libres e iguales, bajo la ley como constituyentes. Por esa decisión y actitud, éticamente cualificada, se sienten orgullosos de España y de la nación española -sin nacionalismo español de ningún tipo, menos por contraposición etnicista, exclusiva y excluyente. Parece mentira que todavía se pueda continuar viviendo de esos cuentos. A silbar a la vía.
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