Antonio Baños, el de la CUP, y Artur Mas, el del 3%, dicen que van a dar un golpe de Estado con un trozo de papel. Lo que no pudo Milans del Bosch con todos los tanques de la Brigada Acorazada lo van a hacer esos dos con un papelito movido en el Parlament. Seguro que sí. A fin de cuentas, si la Asamblea Popular de la Albania comunista pudo establecer oficialmente la inexistencia de Dios o Pío IX la infalibilidad del Papa, ¿dónde está el problema para que Baños y el otro proclamen la República catalana en un rincón del parque de la Ciudadela? Problema no hay ninguno, pero, ¡ay!, llegará después; para ser precisos, cinco minutos más tarde de consumarse la machada. Y es que, de acuerdo con el Derecho Internacional, a fin de que nazca un Estado se precisa un pequeño detalle formal, a saber, un territorio y una población que sean efectivamente controlados por la nueva autoridad. Y tal novedad tendrán que ir a comunicársela en persona, entre otros, al capitán general de la IV Región Militar, que tiene su despacho oficial a apenas unos cientos de metros, en el Paseo Marítimo de Barcelona. Momento procesal en el que aparecerán en escena las palabras mayores. Una demencia... (José GARCÍA DOMÍNGUEZ: LIBERTAD DIGITAL)
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