cuando se refiere a los desvergonzados decorados del trinque. "Con su denuncia de los muros emocionales, el Rey ha señalado que el nacionalismo no es una ideología, sino un sentimiento". No, admirado Camacho, el nacionalismo es una ficción para el trinque y el privilegio. La bandera, los himnos, la tierra pueden ahormar sentimientos y hacer comunes las historias y los territorios, incluso, convertir a los ciudadanos en rebaños o ratoncitos para los flautistas de Hamelín, pero la convivencia y la democracia se asientan sólo en la voluntad de convivir, como hombres libres e iguales, en cualquier circunstancia, bajo el único imperio de la ley.
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