muchachada revolucionaria. Desaparecido el efecto agitador, Pablo Iglesias tiene un problema: su verborrea absurda de macho alfa de la revolución empieza a sonar autoparódica. Pablo Iglesias se parece a Joaquín Reyes haciendo de Pablo Iglesias. Lo cual es la versión propia de estos tiempos ramplones de aquella frase de Victor Hugo según la cual Napoleón fue el primer loco que se creyó Napoleón. Su maniqueísmo, su esquematismo sectario, así como su atribución de la única pureza posible —todos los demás somos sicarios de «los ricos»— y de la única representación de La Gente —en el PP no existen votantes que madruguen para currar, se ve, no congrega seres humanos, sino cyborgs del Ibex-35—, han ido languideciendo hasta transformarse en un gag que ni siquiera vemos por primera vez. Por más que se dé ínfulas de orador sobreactuando... (David Gistau)
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