JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO: "Cuando no hay una moral asumida por una sociedad, ésta está llena de Savonarolas y Casandras, los primeros predicando purezas con balanzas de escrúpulos pero en las que pesan a ojo de buen cubero la vida de los demás, la de la sociedad entera y la de los representantes políticos especialmente, para condenarlos como el mal, mientras las Casandras profetizan desastres. Pero el historiador romano Tácito no era Savoranola ni Casandra y, cumpliendo con su oficio, escribe ante la corrupción, y desechando toda hipocresía: «A corromper y ser corrompido se llama mundo»; esto es, que hay que enfrentarse siempre con este asunto, llamando las cosas por su nombre.
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