¿Por qué la cantidad de premios Nobel judíos desborda las estadísticas? El 26% de los premios Nobel son de origen judío. No es por genética, según Rita Levi- Montalcini, mi colega genetista italiana, también de origen judío y también Nobel.
¿A qué se debe, pues? A la tradición cultural judía, favorable a la lectura y el estudio, en principio del Talmud, y luego de otros saberes... Tengo por precedente mío al célebre rabino y médico de la Córdoba del siglo XII, Maimónides: expulsado de Al Ándalus por la intolerancia almohade, reposa en Tiberíades, en Israel.
¿Cómo es la vida de un premio Nobel? Dedico unas cinco horas diarias al estudio y la investigación, ¡es mi pasión y mi recreo! Y así seguiré toda la vida: ¡es muy divertido!
¿Cuál es su secreto? La curiosidad, que sigue intacta. Y mientras siga siendo curioso, todo avanzará: investigaré, viajaré, daré conferencias...
Deme un consejo que tonifique mi bioquímica cerebral. Nada más estimulante para el cerebro que una buena conversación: rodéate de interlocutores interesantes, que te motiven, y te brindarán una conversación excitante.
Eso, eso, con brindis. La alegría es muy estimulante, desde luego.
¿Qué debe tener un buen investigador científico? Se le supone inteligencia, tenacidad y curiosidad. Y debe querer entender problemas para resolverlos, más allá del beneficio económico que eso pueda o no reportarle. Y debería tener algo más.
¿Qué? Un alto umbral de frustración, para no desalentarse ante sucesivos y continuados fracasos. Es imprescindible: sin esto... ¡mejor dedícate a otra cosa!
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