Los corderos también recibían un flujo sanguíneo rico en nutrientes y oxígeno a través de su cordón umbilical, que está conectado a una máquina especial en lugar de la placenta de la madre, según el estudio publicado en la revista especializada Nature Communications. Los investigadores, del Hospital de Niños de Filadelfia, creen que esta estrategia podrá en un futuro no muy lejano aumentar la probabilidad de supervivencia de los bebés prematuros, y esperan poder empezar a hacer pruebas con humanos en un par de años.
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