En 2016 expiraron los derechos de autor de las obras de Valle-Inclán y el mundo del nacionalismo gallego lo celebró al grito de ¡Valle-Inclán ha quedado liberado!, como si la obra de Don Ramón hubiese permanecido secuestrada y oculta los últimos 80 años. Muy al contrario, ha estado deleitando y enriqueciendo a sus lectores, y dando lugar a más tesis y trabajos de investigación en todo el mundo que ningún otro autor gallego. Los nacionalistas, expertos en manipular el lenguaje, en realidad se referían a que ya no tendrán que respetar la voluntad de la familia del autor, que nunca ha querido que la obra de Valle se traduzca al gallego. El motivo de esta negativa lo condensó su nieto Joaquín en la siguiente afirmación: "Se traduce lo que no se entiende".
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