intentará contentar a todos en sus resoluciones ante los recursos contra el Estatuto de Cataluña. Es el borde modelo antijurídico ZP, garante de la inseguridad jurídica y el capricho de los asalteadores del poder, gracias a la equivocidad de la palabra en sus términos más elementales y a su sentido discutido y discutible, donde se adoban los ladrones e incompetentes. Este desamparo de los ciudadanos no sólo desnaturaliza la ley sino la democracia y se convierte en un insulto a los constituyentes, echados a los pies de los desaprensivos y tiranos que encontraron en la legalidad una cómoda manera de beneficiarse de ella hasta ultimarla (¡Esto sí que son insultos y vejaciones! No las quejas y lamentos de los perplejos ciudadanos traicionados).
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