los terroristas suicidas y su cólera desatada contra Aznar por lo que ha pedido inútilmente perdón. Este Torquemada, sedicente cátedro de ética periodística, aspersor de sacrosanta ideología prepotente y arrogada, sufre ahora las consecuencias del mal uso del poder de la información autosuficiente y sesgada, esgrimiendo sus meaculpas ante la pertinaz actitud de quienes piensan en lo que queda por saber de la auténtica verdad del 11M. Vístete de saco y ceniza y ruega a cuantos has engañado que te perdonen después de reconocerles tus bravatas y dispónte a acatar sus legítimas compensaciones, profeta del divino ZP y su termitero.
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