convencido de que "la mejor manera de predicar a los herejes es el amor, aún sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas". De todos modos, iba repartiendo, escritas con su propia mano, octavillas para desenmascarar errores y aproximar a la gente a la verdad. Distinguido por su alegría, amabilidad y control de sus pasiones, provisto de gran sabiduría y conocimiento, austeridad y pobreza estuvo entregado a los demás, siguiendo el ejemplo de su señor Jesucristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario