A mi siempre me cayó bien la Bollaín. Pero, mezclar metáforas con delirios entre realidades de cómic y desparpajo tan progre como sectario de buenos y malos, explotados y explotadores que son siempre los mismos, el victimismo y el redentorismo (colonialismo de estos "enteraos" sobre nuestras conciencias anquilosadas en una España imperial y depredadora), es de risa. La colonización española es un proyecto reflexivo tan ambicioso como necesario y, en su caso, necesitado de un tratamiento riguroso (no el de la leyenda negra absurdamente rediviva). Más en los tiempos que corren cuando nuestra historia la han levantado y la levantan los mejores de nuestros conciudadanos (menos, de sus dirigentes). El discurso de Vargas Llosa para la recepción del Nobel de Literatura podría servir de enfoque preciso. Bollaín que tendría un filón inacabable con más fundamento y proliferación que las películas del oeste, nos trae un totum revolutum que, seguro, encantará a ZP.
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