viernes, 31 de enero de 2014

Hoy es San Juan Bosco. He aquí un gran revolucionario

del XIX. Recuerdo cuando los "progres" de la educación sentenciaban que Don Bosco y los Salesianos eran uno de los exponentes del paternalismo fascista,  del invasor reaccionario de las conciencias de los alumnos dentro de una mitología medieval y oscurantista, con sus tics totalitarios. Quien conoce la auténtica vocación de presencia y entrega a los alumnos de los discípulos de don Bosco sabe dónde se encuentra el germen de una verdadera revolución y dónde la impostura. Sin duda, he tenido que sobrevivir entre la impostura de conocidos, nunca amigos, progres, charlatanes, vagos e incompetentes en nombre de la redención de la famélica legión y de los parias de la tierra cuando no, anclados en el supuesto compromiso del "aquí y el ahora" -"eskenosen en imín"- de los excluyentes nacionalismos... seducción equívoca que también ha agusanado a algunos religiosos, a pesar de sus votos de pobreza, castidad y obediencia. Juan Bosco se dedicó a devolver la dignidad a los jóvenes trabajadores, desde el primer momento. Nunca como carne de cañón.

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