lunes, 27 de enero de 2014

Quiero recordar la reflexión de Gabriel Albiac ante

la inmensidad del Holocausto con ocasión de la negativa de Llamazares (¡esto bastaría para definirte, seguidor de genocidas!) a rendir homenaje a las víctimas del Holocausto: El horror sin equivalente de la Shoah, lo que hace de ella laboratorio único de un mal metafísico, absoluto, asentado en las tinieblas más blindadas del alma humana, es el rigor lineal de su supuesto básico. Hitler lo planteó en términos de los cuales toda ambigüedad queda excluida: "Opongo mutuamente al ario y al judío, de manera que, si doy al primero el nombre de hombre, me veo obligado a buscar otro nombre para el segundo... Y no es que diga que el judío es un animal... Es un ser ajeno al orden natural, un ser fuera de la naturaleza", una enfermedad, un virus cuya presencia amenaza de enfermedad y exterminio a la naturaleza toda (...) Porque el Holocausto no es un problema judío; es la tragedia, primordial e infinita, del hombre contemporáneo.
¡Llamazares! ¡BENGALAS ni olvida ni perdona!

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