Salvo sorpresa mayúscula y movilización total de la pretendida Cataluña silenciosa, los separatistas ganarán las elecciones del 27-S de calle, con una superioridad aplastante, suficiente para plantear a España el mayor reto de su historia democrática. Un vendedor de enciclopedias, un vigoréxico y un manipulador capaz de llorar en público y en directo por la independencia (Mas, Romeva y Junqueras) tendrán en su manos el futuro de más de cuarenta millones de personas. Puede que Romeva y Junqueras se carguen a Mas, puede que Mas sobreviva porque la CUP se abstenga, puede que Mas y Junqueras se turnen en la presidencia. Puede ser cualquier cosa, pero lo que empieza a estar claro es que el lunes no va a ser un buen día para los catalanes que se sienten españoles, a los que encima quiere dejar sin nacionalidad Margallo.
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