Una cédula del príncipe Enrique, futuro Enrique IV, de 1450, documenta la importancia de los toros en el siglo XV. Ante una denuncia en Segovia, exigía que se corrieran los toros y expresa su consideración de «deporte», palabra de etimología latina, no anglosajona. «Deporte palabra taurina, con ese uso acreditado al menos desde mediados del siglo XV. Incardinada la Fiesta en la médula de nuestra intrahistoria, esa realidad aflora por todas partes cuando se entra en el laberinto grato de los archivos.
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