¿Es posible un nacionalismo democrático? "Se diga lo que se diga, las elecciones autonómicas catalanas las han vuelto a ganar, y por goleada, los partidos separatistas. El insuficiente resultado de tal o cual candidato en comparación con sus expectativas es un detalle sin importancia alguna. Y el notable aunque mucho menos que insuficiente ascenso de C’s tampoco anula la derrota de los catalanes que quieren seguir formando parte de España. Súmense los votos de todas las candidaturas expresamente separatistas (Junts pel Sí y CUP), los de la extrema izquierda filoseparatista (Catalunya Sí Que Es Pot) y los de la izquierda capaz de cualquier cosa (PSC), y compárense con lo cosechado por los dos partidos expresamente antiseparatistas (C’s y PP). Quizá la única buena noticia de estas elecciones haya sido la confirmación de que cada día más gente se está dando cuenta –¡lo que les ha costado!– de que el PP, el partido del voto inútil, lejos de ser la solución, es parte esencial del problema, y no sólo del problema separatista. Esta aplastante hegemonía separatista no es casualidad, sino el resultado de la sabia, concienzuda, ilegal, inmoral, inconstitucional y totalitaria ingeniería ideológica practicada sobre los catalanes desde la llegada al poder regional del Español del Año 1984 y sus sucesores en el cargo, todos ellos separatistas o gustosos compañeros de viaje".
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