martes, 6 de octubre de 2015

Munch en el Museo Thyssen:

Poca presentación necesita El grito, la pieza en la que Edvard Munch (1863-1944) concentró toda la angustia existencial de la humanidad. Es una de las obras de arte más icónicas de la historia y la única que tienen el dudoso privilegio de haberse convertido en un emoticono. Pero es también una losa sobre el trabajo del pintor noruego, pues su extraordinaria popularización ha reducido a Munch a una sola imagen: la ejecución de esta pieza. Y Munch es mucho más. «Concentrar toda la fama y el prestigio del artista en una obra, no hace justicia a la complejidad y a la vastedad de su trabajo», afirma Guillermo Solana, director del Museo Thyssen".(EL PERIÓDICO)

1 comentario:

Anónimo dijo...

AH!!!,SI EL DIRECTOR DEL MUSEO TIENE RAZÓN SOBRE LA OBRA DEL ARTISTA...
PERO...ES QUE ESE GRITO NO TIENE TIEMPO, SU VIGENCIA ES INFINITA, DESDE ADÁN Y EVA, ALLI ESTA...Y NO SOLO EL GRITA, TAMBIÉN EL AVE QUE
REVOLOTEA, EN SUS OJOS HAY OTRO GRITO, LO ACOMPAÑA, NO SOLO GRITA EL HOMBRE, TAMBIÉN LA NATURALEZA.
HA TRASCENDIDO DE ESTE MODO MAS, NOS HA MOSTRADO TAL CUAL SOMOS, PARA SIEMPRE Y ESO HA HECHO DE EL LO QUE ES, UN DENUNCIANTE EXTRAORDINARIO AL QUE DIOS LE DIO SU MENSAJE Y EL EJECUTO................GLA.