El día negro de Cataluña se engendró en el momento en el que un puñado de iluminados decidió desafiar las leyes. Puede que no sea una buena noticia para la política, pero encarcelar colectivamente a los miembros del Gobierno catalán protagonista del reciente golpe contra el Estado es una muestra de la independencia de la Justicia. Durante un buen tiempo han desobedecido las indicaciones del Tribunal Constitucional, han violado todas la normativas estatutarias y, por demás, han incurrido en delitos claramente tipificados en los diferentes códigos que regulan el desarrollo de la vida administrativa española. La juez Lamela no debe entender de otra cosa que no sea la legalidad, y en función de eso mismo no ha considerado si es procedente la decisión de encarcelar preventivamente a los miembros del Gobierno de la Generalidad de Cataluña. A buen seguro el Gobierno de España hubiese preferido otra decisión. Medidas cautelares parecidas a las que se aplicaron al jefe de los Mozos, Trapero, permitirían cierto ambiente balsámico cara a las elecciones que esperan a la vuelta de menos de cincuenta días, pero la ley está escrita y su aplicación corresponde a los jueces que de manera independiente la interpretan. La huida de Puigdemont no ha beneficiado precisamente a sus compañeros de gabinete. De hecho, no ha beneficiado a Cataluña en ninguno de sus extremos. (ABC)
1 comentario:
Los intoxicadores independentistas llaman presos políticos a estos golpistas grandes delincuentes.La jueza Carmen Lamela tomó la decisión que tenía que tomar y es una jueza española que aplica la justicia como se debe de aplicar,al margen de presiones de todo tipo.
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