unos desalmados y delirantes aventureros lanzan a Cataluña a una fabulación tribal e interesada con estrategia bastarda y marrullera tras manosear la formalidad democrática al margen de los alejados constituyentes o contando con su entregada clientela, narcotizado el resto de ciudadanos. Todo ha sido un fracaso y, ahora, necesitando culpables que los encubran como estafadores y delincuentes, se meten con el Tribunal Constitucional, no habiendo podido reducirle a su capricho. Montilla y los demás filibusteros nacionalistas, encabezados por ZP, juguetón y pirado, piden con el descaro de siempre, echar a los miembros del fracasado Tribunal cuando quienes deberían ser expulsados de la vida pública como ciegos promotores del disparate y atropello urdidos en nombre del Estatuto son ellos. Más aún, deberían macerarse en la cárcel como delincuentes contra la democracia por deslealtal y traición.
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