oportunistas de su banda, advierte que ojo con tocarle una coma al Estatut, que él no es españolista sino catalanista, federalista y europeísta, como buen charnego nacido en Iznájar (Córdoba), en una exhibición arrogante de ignorancia, atropello y expolio de la ciudadanía en nombre de periclitadas, rancias, regresivas y alucinadas referencias a la salvación de la famélica legión, relleno ya su estómago y el de sus alíbabás.
Ignora que si merece respeto es gracias al pacto constitucional de todos los constituyentes que lo convierte en ESPAÑOL, condición que le reconoce como persona libre e igual ante todos los demás ciudadanos para construir una convivencia mejor. Esencialidad que debe ser acatada y agradecida desde la lealtad incluso por los independentistas y anticonstitucionalistas. Alentar una pedagogía que ignora al resto de los constituyentes atropellando su lealtad constitucional identifica a quienes nunca creyeron en la democracia o, en su caso, la encontraron como la mejor y más cómoda fórmula para acceder al poder (característica golpista esencial de su partido y de otros iluminados y totalitarios).
Aunque puedan engañarse a sí mismos en su propio beneficio, jamás podrán hacerlo a todos siempre, por mucho que utilicen las estrategias de un religiosismo laico que sanciona con la muerte moral a cuantos se resistan a su tribu y a sus manejos. Tu única verdad cívica, Montilla, es que eres ESPAÑOL. Muy mal español, claro.
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