el 2, de los fieles Difuntos. Divertidos distractores aprovechan el patetismo oscuro y macabro de la muerte con la fiesta carnavalera de "Jalogüín" como si ésta, el fin de la vida, no existiese. Mientras en España, muchos se acercan a los solitarios cementerios para recordar a sus muertos, en Méjico los disfrutan entre velas con comidas y bebidas... No son extrañas las diversas formas de celebrar, agradecidos, la presencia de santos desconocidos y de muertos cuyo recuerdo todavía emociona. Augusto Comte hizo caer en la cuenta y reflexionar sobre que la auténtica historia de la Humanidad es la de los Muertos, no nuestro vano acontecer.
Hermano, morir habemos, decíanse los frailes en el silencio del claustro.
Ya lo sabemos.
Pues, ea.
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