miércoles, 23 de octubre de 2013

Carlos Carnicero, pontífice de su excelencia ética,

progresista y comprometida, sedicente riguroso en sus conocimientos e informaciones, ha sido descubierto como otros progres, enquistado y empedrado como un toro de Guisando más. Su arrogante y sectaria ignorancia, envuelta en mentiras y morcillas bobosolemnes, ha sido desenmascarada por Isabel Durán, punto por punto, del diario de sesiones del Parlamento  y, de tal manera por Hermann Tertsch, al evocarle sus fechorías con ocasión del 11M y las de EL PAÍS, que, al sentirse descubierto en su tergiversación de la memoria, decide, poseído de una presunta indignación porque se le esté faltando al respeto, huir de la tertulia del "Cascabel al gato" con el rabo entre las piernas. 

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