Los genuinos totalitarios, igual los fascistas que los comunistas, eran por encima de cualquier otra consideración ingenieros de almas. Su obsesión consistía en demoler todas las barreras que separan la vida pública de la privada. De ahí que su ideal de existencia tomase como modelo la permanente excitación del militante del partido único. Pese a compartir en sus inicios pareja estética, el franquismo nada tuvo que ver con semejantes fiebres utópicas. De hecho, postularía justo lo opuesto, esto es, el apoliticismo, la pasiva desmovilización de la población. Franco quería lectores del Marca, no gallardos escuadristas. Los quería y los tuvo, por cierto. Así las cosas, los totalitarismos se legitimaban por la raza, la sangre, la tierra o la redención del proletariado. El franquismo, por su parte, lo intentó con unas letras de cambio para que la clase media se pudiera comprar a plazos un Seat 600. Nada que ver. Por eso, si algo debemos los españoles al profesor Juan José Linz es el habernos señalado el camino para superar de una vez una incapacidad muy nuestra, la que todavía hoy nos impideasumir el pasado. Que la tierra le sea propicia".
Bengalas es un artificio lanzado al aire que intenta claridad sobre ámbitos que requieren nueva luz y perspectiva, como prueba PIRA (provocadora, informadora, reforzadora y amablemente diagnóstica). Luego, viene la reflexión, el diálogo y un procesamiento más complejo (J. Segura Munera).
lunes, 7 de octubre de 2013
El franquismo no fue un fascismo, según el Dr.Linz.
"...En España, corrala siempre presta a los maniqueísmos binarios y a la brocha gorda, la distinción de Linz entre los Estados autoritarios (como el franquista) y los totalitarios es sutileza que causa desdén, cuando no irritación. Y sin embargo no resulta posible entender la naturaleza última de la época de Franco sin contemplar esa diferencia fundamental.
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