jueves, 3 de octubre de 2013

Me he levantado con las calles puestas, el alumbrado

todavía encendido, los árboles de las Ramblas en su sitio, los edificios y los palacios lejanos siempre allí, el Supermercado con las luces de mantenimiento, los autobuses ya en sus rutinas, las panaderías compartiendo olores primordiales, las fuentes fluyendo, algunos gatos a su avío y todo volviendo a funcionar. Una oración surge desde mi interior de agradecimiento hacia mis padres y hacia mis conciudadanos. Este es mi patrimonio, esta es mi patria y un fundamental compromiso. Gratitud que envuelvo en un signo de reconocimiento público que es la bandera: ¡España! Soy español, lejos de esos adanes que piensan que el mundo nace con ellos. Márquez no nació en las fauces de una fiera sino en una moto campeona gracias a nuestros padres, a nuestra patria común. Exhibe la bandera, chiquillo. Más ahora cuando un matonismo cobarde quiere imponer sus trapos para la servidumbre. No te achicopales, muchacho. Cada rincón de España lo hemos hecho todos los españoles, aunque los libros de historia sólo hablen de la centésima parte de ellos, sólo de nuestros dirigentes -¡cuánto gañán entre ellos!-. También hemos hecho tu caballo vencedor.

1 comentario:

Myriam Z. Albéniz dijo...

Maravillosa bengala. Gracias por ella, Pepe.

Leerte y disfrutar de tus dibujos es un placer.

Cuando regreses a Tenerife espero que compartas todas esas magníficas experiencias que estás viviendo en la península.

Un abrazo y hasta pronto.