Lo normal es que un iluminado se convierta o acabe

(Evo ofrece a Francisco I el Cristo sobre los símbolos marxistas, reproducción de la imagen creada por el jesuita y mártir español, P. Espinal, asesinado por paramilitares en 1980)  

exhibiendo la arrogancia del bobosolemne. Evo Morales pretende catecatizar a Francisco I. Y, éste, víctima de la calumniosa y delirante leyenda negra, entra al trapo con un discurso anacrónico de lo peor que pudo suceder en la iglesia del XVI.  En vez de las maravillosas semillas de generosidad, cultura, civismo, creatividad y santidad de una iglesia española que se extendió e igualó en el Nuevo Mundo -fenómeno insólito y memorable- se continúa alentando la victimal memoria y la acción criminal de los bastardos y de los delincuentes. Esa condición humana miserable todavía anda perviviente, particularmente desde las barbaridades criollas.

"El Papa pide 'perdón' por 'los crímenes de la Iglesia durante la conquista de América': "Se han cometido graves pecados contra los pueblos originarios en nombre de Dios" (EL MUNDO). En nombre de Dios se conquistaron maravillosas presencias. En nombre del dios Dinero y la Ambición se continúan cometiendo los mismos avasallamientos y renovados crímenes contra los "descartados" y la naturaleza... (Evo, ¿qué pasa con el gas y el respeto a la ecología maravillosa de Bolivia?). 
 Francisco I dijo otras muchas cosas, como: «Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad, enfrenta a los pueblos e incluso pone en riesgo nuestra casa común», la Tierra.