martes, 8 de septiembre de 2015

Lo del Estado propio como efecto mágico.

Su devoto, incondicional, rendido amor por cierta señora llamada Cataluña no les impide, sin embargo, tener por idiotas a los siete millones y medio de catalanes realmente existentes, los de carne y hueso. Y es que solo tomando por idiotas a los depositarios materiales de las sagradas esencias de la patria se puede sostener, por ejemplo, que la supervivencia del río Ebro a su paso por la provincia de Tarragona dependerá de que Cataluña posea un Estado propio. Que no otro resulta ser el argumento que los candidatos de Junts pel Sí en esa demarcación electoral recitan a diario sin el menor rubor. ¿O cómo reproducir sin ponerse colorado por vergüenza ajena esos cálculos de bombero que realiza Junqueras sobre el expolio fiscal? (José García Domínguez LIBERTAD DIGITAL)

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