la bellísima poesía de Lope... ¡Qué maravilla! Santiago se la sabía muy bien.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
3 comentarios:
Cierto que bello poema este de Lope de Vega,del que no me acordaba más que un poquito.Santiago tenía buena memoria pues se aprendía de memoria,poemas con leerlos pocas veces.
Cierto,hermoso poema de Lope de Vega del que sólo recordaba un poquito.Mi memoria no es poderosa,como era la de Santiago,que se leía los poemas pocas veces y se los aprendía de memoria.
Cierto,hermoso poema de Lope de Vega.La memoria de Santiago era mucha pues se aprendía los poemas con pocas lecturas y pronto se los aprendía.
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