despiertan y que ha ido creando siempre que tiene un problema. Se echa a correr en sueños (para él la vida es sueño, ensoñación y desvahimiento) después de haber cogido carrerilla en vigilia, en el pondus diei et aestus -el peso del día y de los calores-aterrorizado porque la vida y sus interrogantes sean algo más que ocasiones para el ilusionismo verbal redentorista y los chascarrillos. No hay manera. El niño o se divierte o vive aterrorizado. Paga a centenares de asesores para que le asistan, le adulen y le den teta. Pero, los monstruos que él crea le persiguen inexorablemente. ¿Hacia dónde escapará? ¿Qué bestia nos espera producida por las pesadillas de este chico? Por favor, que lo devoren de una vez. Prométanle huríes. Que le administren cuanto antes haloperidol y ziprasidona en adecuadas dosis; que lo conserven como a los tigres de Bengala para la investigación en beneficio de las generaciones futuras, teniendo como referencia "la fatuidad, el opio del pueblo, el agusanamiento de las masas y la inconsistencia de las élites". Por la salud de la patria. Allons enfants de la patrie!
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