En tiempos de Franco, fui socio de Amigos de la

Unesco, en Barcelona. Estaba suscrito también a Tiempos Nuevos, anduve entre los grupos de resistencia por "Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía, con delirante actitud discipular hacia Giulio Girardi y García Nieto, tanto como hacia Lanza del Vasto, discípulo de Gandhi y su Comunidad del Arca en Elche de la Sierra, cerca de Hellín, y otros grupos alternativos, reactivados por mi viaje a Taizé (julio-agosto de 1971). Me manifesté, estudiando ya psicología, contra las leyes de represión, de vagos y maleantes, a favor del respeto a los homosexuales. Ya en Canarias, dejé de abonar la cuota en Amics de l´Unesco. Pero, debo confesar paladinamente, que carecía de conciencia de lo que significaba el poder, su acceso a él, tanto por las élites como por las masas "populares" y su administración. Más, no fui antifranquista y, por el mismo motivo, tampoco fui franquista. Menos, nacionalista (aunque ya entonces se nos empezaba a seducir a los charnegos, que ya amábamos el catalán y Cataluña de pequeños -desde los 6 años- a medida que nos íbamos conociendo, con catalanizar nombres y apellidos, como algo simpático e integrador

Taller de parchwork, a càrrec d'ESPERANÇA HUERTA I FINA JIMÉNEZ
dissabte, 22 de març d'11:00 a 13:00 h, a la seu d'Amics de la UNESCO de Barcelona

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Preu per persona: 4€ (Observad cómo queda reflejado cuanto digo en el momento actual),

a parte de estudiar seriamente catalán). Fue un tiempo de entrega radical a la práctica de los valores cristianos en los que fui educado, entre ellos, el de democracia como valor ético de respeto al otro y corresponsabilidad en la convivencia. Aunque nunca envidié a los grupos anarquistas (entre los que tenía amigos y discípulos) y comunistas por su activismo y compromiso radical, sí me sorprendía su capacidad de arrastrar a las masas y su ocupación silenciosa del poder (en el instituto, con la democracia, prácticamente en ciernes, salieron del armario comunista, todos los miembros de la Junta Directiva)... Luego, comprendería, que tampoco eso era de envidiar. ¡Cuánta fatuidad y delirio! Pues bien, os quiero traer un artículo de la Revista de Amics de la Unesco referido a Ucrania y la sutil inserción de la peculiaridad de Cataluña, por supuesto en catalán: