domingo, 13 de abril de 2014

Legitimidad y justicia de la existencia de Israel como

estado. Los palestinos han vuelto a rechazar otro pacto, el de ahora promovido por John Kerry. La Autoridad Palestina se niega a reconocer el derecho a existir de Israel como un Estado judío. Es curioso que en Israel estén viviendo 1.200.000 árabes, de un total de siete millones y medio de habitantes como verdaderos ciudadanos, con derecho a voto y con representación en el Parlamento. Son los árabes más libres del mundo. La resolución 181 de Naciones Unidas, promulgada en noviembre de 1947, dio origen oficial a la creación de dos Estados: uno judío y otro árabe. Los árabes no aceptaron la partición del país. Más aún,  cinco países árabes declararon la guerra a los judíos e invadieron su territorio. Los judíos respondieron heroicamente y lograron derrotarlos, en 1948, con la conciencia de que ésa era la única y última oportunidad que tendrían de construir un refugio para protegerse del antisemitismo.
 Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis habían asesinado a seis millones de judíos europeos en los campos de exterminio, y ya éstos habían comprendido que, cuando comenzaban las persecuciones, muy pocos acudieran a ayudarlos. El antisemitismo era una costumbre muy vieja; a veces se manifestaba como expulsiones y otras como linchamientos y asesinatos masivos. Los cruzados se entretenían matando judíos en Europa mientras marchaban a Jerusalén. En 1290 fueron expulsados de Inglaterra. En 1391 había habido una masacre de judíos en España y, un siglo más tarde, en 1492, los desterraron del país: unos 150.000 tuvieron que huir velozmente. A partir de ese momento, los persiguió la Inquisición. En el siglo XVII, el deporte de los cosacos en Ucrania y en Polonia era matar judíos. Los rusos los persiguieron en el XIX. En Europa vivían encerrados en guetos hasta que Napoleón les abrió las puertas.
Es perfectamente natural que un pueblo que ha sido maltratado durante tantos siglos trate de protegerse. Por eso el Estado de Israel comienza como un hogar judío. A fines del siglo XIX, Teodoro Herzl, un judío abogado y periodista húngaro de cultura alemana, indignado por el antisemitismo que ve en toda Europa y, concretamente, en Francia, propone la creación de un país-refugio para los judíos, dado que era imposible la asimilación por las constantes persecuciones antijudías. Él mismo ni siquiera pudo ser, por ejemplo, juez, porque era judío. Fue entonces, desde fines del siglo XIX, cuando comenzaron acomprar tierras en Palestina y a estimular la emigración judía hacia ese territorio que, por cierto, había sido la gran patria hebrea en el pasado y nunca había dejado de tener cierta población judía. En definitiva, no sólo es legítimo: también es justo que exista un Estado judío. Cuando los árabes lo acepten será más fácil que también surja un Estado palestino. Los judíos desean que se cree ese Estado palestino, pero pacífico y respetuoso de la existencia del Estado judío. (Cfr. Carlos Alberto Montaner en Libertad Digital).

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